5 consejos para tener una sexualidad sana

sexualidad sana

Cuando el tema de la sexualidad se pone sobre la mesa, surgen un mar de dudas y comparaciones. Buscamos lo que el otro tiene y desea, conocer otros puntos de vista, que es “normal o sano”, pero, ¿Qué entendemos por tener una sexualidad sana y qué podemos hacer si no lo es?

Psicólogos clínicos explican que es de suma importancia comprender que la sexualidad va más allá de la genitalidad. Tenemos la idea de que “entre más sexo, más sanos estamos” que aunque, hay una parte valiosa que tiene ver con el cuerpo y el erotismo, existe una expresión sexual que debemos valorar aún más.

La sexualidad sana es la capacidad de disfrutar nuestra sexualidad a lo largo de nuestras vidas y juega un papel importante en nuestra salud física y emocional. Nuestra sexualidad es sana, siempre y cuando nos aporte un bienestar físico, psicológico y emocional.

Consejos para tener una sexualidad sana

1. Ama y conoce tu cuerpo.

“Una sexualidad sana comienza por el autoconocimiento”. Un estudio realizado por la Universidad de Texas explica que la relación entre la satisfacción sexual, la autoimagen y el conocimiento del cuerpo propio son aspectos que ayudan a mejorar la salud sexual.

2. La comunicación en pareja es la base.

Platicar con tu pareja ayuda en gran medida a que se conozcan mejor dentro del círculo sexual. Conocer que cosas son de su agrado, cuáles son sus inseguridades y miedos, etc.

3. El lenguaje puede ayudar.

Existen estudios que demuestran que practicar ciertos juegos sexuales o adoptar algunos comportamientos “no tan habituales” ayudan a mejorar la satisfacción sexual. Además, las palabras o conversaciones eróticas pueden contribuir a que mejore la comunicación.

4. Cuida tu autoestima sexual.

La autoestima y la sexualidad están íntimamente relacionadas. Una afecta a la otra. Recuerda que la sexualidad tiene que ver más con una actitud y forma de ser, que con una característica física.

5. Busca el placer.

Para  tener una sexualidad sana, es esencial comenzar por intimar en el placer propio. Para permitirnos el placer, debemos actuar primero dentro de nuestros propios valores que consideramos fundamentales en lo individual.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *