Hay miedo bueno y miedo malo. Descubre la diferencia

miedo malo

El miedo es una emoción producida por la proximidad de un peligro real o imaginario y está acompañado por un desesperante deseo de evitarlo y de escapar de la amenaza. Pero, ¿por qué nos gusta sentir miedo, de dónde proviene y por qué es tan inevitable sentirlo?

Nuestras actitudes ante la vida están condicionadas en gran medida por esos temores que brotan de nuestro interior, en grados tan diversos que van desde la simple timidez, hasta el pánico desatado, pasando por la alarma, el miedo y el terror.

El origen del miedo se encuentra en el sistema límbico, donde residen las emociones, y obedece a un mecanismo hormonal que se desencadena en la amígdala central, donde interviene un conjunto de neurolépticos, entre ellos la vasopresina, el cortisol y la adrenalina, produciendo así una reacción anestésica que prepara al sujeto para el peligro.

La reacción es la misma tanto para seres humanos como para animales, lo único que nos diferencia es el desenlace. Mientras estos últimos desaparecen una vez que el estímulo ya no está presente, en los humanos esta reacción puede quedarse fija, convirtiéndose en un estado emocional, el cual impide o dificulta el orden racional y a largo plazo afecta a la salud.

La fijación del miedo se produce porque más allá del cuerpo, que tiene su propia lógica, subsisten programaciones mentales e ideas que continúan alimentando un mecanismo que ya es inútil.

María José Collado, psicóloga e investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que solemos tener miedo de todo aquello que amenaza nuestra supervivencia“De hecho, el miedo primordial es el miedo a la muerte o a sufrir un daño, ya sea físico o psicológico, como la pérdida de un ser querido”, explica.

Asimismo, señala que por lo general, tenemos miedo de los animales, la enfermedad, los procedimientos médicos, los accidentes, la oscuridad, las alturas, los desconocidos o de no poder cubrir necesidades básicas de refugio y comida.

“Por otro lado, existen situación que pueden generar pánico, pero que no están ligadas a la supervivencia. Se trata del miedo al rechazo y a la soledad, que ya no tiene la función que tuvo, pues a lo largo de la evolución ser rechazado por el grupo suponía perder su protección y quedar expuesto a los depredadores”, describe.

“También puede haber pavor a seres imaginarios como fantasmas, monstruos, demonios o muertos vivientes, entre otros, que ha sido recogidos con gran frecuencia por la literatura y el cine”.

La psicóloga añade que el miedo también supone un problema cuando disminuye la calidad de vida o el bienestar de quien lo padece, de forma que esa persona evita situaciones que son importantes para ella o no las enfrenta de manera adecuada, lo que puede tener consecuencias negativas sobre la esfera laboral y social.

Aunque sabemos que en ocasiones es inevitable sentir ese miedo malo, te damos algunos consejos para identificarlo y superarlo

Miedo bueno y miedo malo

  1. Diferenciar entre miedo bueno y miedo malo. Los buenos nos alejan del peligro real, los malos nos inmovilizan, no nos dejan avanzar y muchas veces son irreales, imaginados o exagerados.
  2. Deslígate del miedo malo, tú eres independiente de tu miedo. Su fuerza radica en que te identifiques con él y creas que eres tú.
  3. No te escondas, ni te avergüences. El primer paso para enfrentarlo es reconocerlo y pedir ayuda. No te lo calles, el tiempo actúa en tu contra y a su favor. Esta batalla la tienes que luchar tú pero con toda la ayuda posible. Conoce a tu enemigo y véncelo.
  4. El miedo se supera enfrentándose a él, la ansiedad es una curva normal que cuando alcanza el máximo valor decae. Pero tenemos que pasar ese valor máximo para hacernos fuertes y debilitar al miedo.
  5. El ejercicio también es un aliado contra el miedo, produce serotonina que ayuda a nuestro cerebro a funcionar con normalidad.
  6. El yoga y la meditación serán excelentes aliados, llénate de buenas energías y expulsa las negativas.
  7. Cambia los pensamientos disfuncionales por otros más positivos, si no sabes cómo hacerlo un psicólogo cognitivo te puede ayudar.

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