Hay una línea muy delgada que separa la medicina alternativa de la charlatanería. Esto ha ocasionado que no se entiendan bien los alcances de sus tratamientos y su enfoque ético y de origen naturista, frente al poder avasallante de la medicina tradicional, también llamada occidental o alópata.
Desde el punto de vista de la Ciencia, la medicina tradicional que se basa en el método científico y se enfoca en aliviar los síntomas de las enfermedades, las prácticas alternativas carecen de seriedad, pero en este debate debemos tener cuidado si somos los “pacientes” afectados por algún malestar o padecimiento, pues la competencia o el nivel de la argumentación entre los dos bandos no siempre es de altura profesional.
La ‘grilla’ médica
A la medicina alternativa suele ubicarse muy cerca de la charlatanería, pero ese es un error que ha provocado que la antigua medicina que todavía practican los pueblos originarios del mundo, sea vista como algo informal, poco confiable y dañino para el ser humano, al que supuestamente ayuda la ciencia médica con todas las de la ley.
Es así que se ha denostado y demonizado a la medicina natural, que se ocupa no solo de curar un padecimiento sino de sanar el cuerpo completo, la mente y hasta el espíritu.
De este enfoque naturista se ha aprovechado a veces la ciencia médica para argumentar a favor de los fármacos, los hospitales, los medicamentos producidos en laboratorios y de los títulos y diplomas que adornan los consultorios de los doctores.
Quién es quién
Pero más allá de saber quién tiene la razón, los dos enfoques representan para los pacientes el alivio o la sanación de sus males. Sin embargo, hay que saber que ambas posturas pueden tener pros y contras que den ser valorados por quien padece de una enfermedad y busca alivio eficaz a su problema, más allá de las creencias y las trampas mercadológicas que entran en juego.
Muchos estudiosos del fenómeno creen que los doctores alópatas, tan concentrados los síntomas, olvidan las “causas” de la enfermedad aplicando tratamientos invasivos en el organismo. Para la gran mayoría de ellos, la medicina alternativa es ineficaz, insegura y es “cosa de aficionados”.
Quizá las dos tendencias tengan algo de razón. Es un hecho que ninguna medicina causa tantos efectos secundarios como la medicina convencional, pero también es cierto que es la que más y mejores resultados tiene en tratamientos de urgencias.
Dentro de la medicina alternativa, la acupuntura, por ejemplo, ha resultado muy eficaz curando problemas relacionados con el estrés y la tensión muscular, pero no ocurre lo mismo si se utiliza para bajar de peso, como es tan común.
Pros y contras de lo alternativo
La principal diferencia entre la medicina alopática o tradicional, y la mayoría de las terapias alternativas, se centra en el énfasis de la enfermedad.
La medicina occidental desarrolla sistemas de medición y medicamentos para atacar los síntomas, que representan la enfermedad (dolor de cabeza, urticaria, cáncer o esquizofrenia).
Por su parte, las terapias alternativas se enfocan en no mirar solo la enfermedad, sino en buscar la cura a un padecimiento a través de lograr la salud integral en el cuerpo.
Algunas ventajas de los tratamientos alternativos son las siguientes: Son menos agresivas para el cuerpo. Suelen carecer o tener mínimos efectos secundarios. Promueven el bienestar general, no sólo combaten un síntoma (algunos también ayudan con las emociones). Son más económicos, porque no estás pagando ni el laboratorio ni la patente. Son holísticos, no específicos, es decir que ven al cuerpo como un todo y se interesan por que todo esté bien, no una parte. No son agresivos con el cuerpo, pues al ser naturales son fáciles de asimilar y eliminar.
¿Y las desventajas?
Veamos: No pasan por rigurosos controles de calidad, por lo que algunos productos pueden no ser lo que prometen. Obviamente pueden ser más lentos, porque la mayoría de los tratamientos se concentran en el origen del problema, no en el síntoma. Las dosis están poco controladas, así que pueden variar entre los terapeutas por falta de consenso. Muchos tratamientos naturales no están cubiertos por el seguro, por lo que tienen costos adicionales. Al ser holísticos, pueden ser menos eficaces para aliviar problemas agudos y, en casos de crisis y emergencias, su participación es limitada.
Equipo de redacción GoodLink