Sobre los videojuegos
A pesar del estigma sobre los videojuegos en la niñez y como es que estos afectan directamente sus emociones, haciéndolos niños agresivos y de poca convivencia, sale a la luz un nuevo estudio que demuestra lo contrario.
El autor principal, el estudiante de doctorado Aaron Kandola, dijo: “las pantallas nos permiten participar en una amplia gama de actividades. Las directrices y recomendaciones sobre el tiempo de pantalla deben basarse en nuestra compresión de cómo estas diferentes actividades podrían influir en la salud mental y si esa influencia es significativa”.
“Aunque no podemos confirmar si jugar videojuegos realmente mejora la salud mental, no parecía perjudicial en nuestro estudio y puede tener algunos beneficios. Principalmente durante la pandemia, los videojuegos se han convertido en una plataforma social importante para los jóvenes”.
Kandola añade, que si bien, los videojuegos no afectan en la salud mental, es necesario controlar el tiempo de uso, así de cómo reducir el tiempo que pasar los niños sentados, principalmente por su salud física y mental, pero eso no significa que el uso de la pantalla sea inherentemente dañino.
El estudio revisó los datos de 11,341 adolescentes que forman parte del Estudio de Cohortes del Milenio, una muestra representativa a nivel nacional de jóvenes que han estado involucrados en las investigaciones desde que nacieron en el Reino Unido en 2000-2002.
Los participantes del estudio habían respondido preguntas sobre su tiempo dedicado a redes sociales, jugar videojuegos o usar internet, a los 11 años, y también respondieron preguntar sobre síntomas depresivos, como bajo estado de ánimo, perdida de placer y mala concentración, a los 14 años.
Aunque su estudio no puede confirmar si la relación es causal, los investigadores dicen que hay algunos aspectos positivos de los videojuegos que podrían apoyar la salud mental, como la resolución de problemas, y los elementos sociales, cooperativos y atractivos.
También puede haber otras explicaciones para el vínculo entre los videojuegos y la depresión, como las diferencias en el contacto social o los estilos de crianza, para los que los investigadores no tenían datos. Tampoco tenían datos sobre horas de tiempo de pantalla por día, por lo que no pueden confirmar si varias horas de tiempo de pantalla cada día podrían afectar los riesgos de depresión.